Lo leímos hace algunos años: “Algunas veces recordar es mirar hacia atrás, otras volver a vivir. El deporte nos propone cada día el incomparable placer de evocar con cariño. Se da entonces una mezcla de sensaciones armoniosamente amalgamadas: admiración, respeto, emoción, angustia, vibración, sentimiento. Cada una de estas partes, algunas de ellas, ingresaron una vez en el alma del periodista frente a un hecho o un gran protagonista. Y tras cobrar la vida de la palabra escrita, volverán a nacer después que una chispa nostálgica las roce”. Y el roce se produjo al contacto de un nombre que tiene un sitio predilecto en el recuerdo: Chacarita Juniors. Porque nacimos en La Victoria, el mismo barrio, mezcla de ternura y malicia, que alumbró a Chacarita hace hoy exactamente 46 años. Por Chacarita nos hicimos fanáticos del fútbol y solíamos reunirnos en los bajos de la casa de los Baidal Yépez para ir hasta el Capwell en la época en que el equipo peleaba en el Ascenso y había crecido lo suficiente para ir al estadio sin nuestro querido viejo que nos bautizó de hinchas una noche de 1952 en que jugaban Río Guayas y Sante Fe de Bogotá.
Alfredo Valdiviezo y Oswaldo Medina conocen la historia de Chacarita porque estuvieron la noche del 19 de agosto de 1944 en que se fundó el club. Fue en Clemente Ballén y Quito, en el patio de la peluquería de don Paulino Vega. Al filo de las ocho de la noche Valdivieso instaló la sesión y empezó a discutirse el nombre, R.K.O. Radio, Fardales, hasta que suegió el de Chacarita Juniors bajo la influencia de la revista argentina El Gráfico. Esa noche se fue la luz y Erófilo Vega, primer presidente, fue a comprar velas para que Valdiviezo pueda redactar el acta de fundación. A los pocos días se estrenó el uniforme a rayas frente al Santiago de Guayaquil, de Clemente Ballén y Juan Pío Montúfar. Chacarita ganó por 3 a 2 y se llevó la primera presea de su historia: una medalla donada por doña Julia Ortega de Banchón. La Liga Ecuador lo vio como incesante campeón invicto y sus victorias se extendieron a Machala, Cuenca, Ambato y Babahoyo. Jugaban en aquel entonces Alfredo Valdiviezo en el arco; Eustorgio Tandazo y Jorge Jácome en la defensa; como volantes Diego Machuca, Víctor Perucca Noriega y Carlos Noriega, y en la delantera Alberto Valdiviezo, Hugo Larrosa, Jacinto Méndez, Segundo Machuca y Oswaldo Medina, infalible cobrador de tiros libres y penales. Alternaban en ese equipo Jorge Calderón Muñoz, Aníbal y Julio Chang, Raúl Chávez, Víctor Vélez, Horacio Holguín y Raúl Nieto.
Tobías Alvarado presidía el club cuando ingresó a la Federación Deportiva del Guayas en 1949. Era ya un “team” poderoso al que se habían incorporado Agustín Barredora Rodríguez, su hermano Amado Mondongo Rodríguez, Pancho Miranda, Francisco, Colón y Héctor Rengifo, Raúl Avilés, padre del actual crack de Emelec, Ernesto Valle, Vicente Ricaurte, Luís Caliche Ibarra y Butio Romero. Se estrenaron camisetas, insignias y balones que el fraterno Chacarita, de Buenos Aires, había enviado con el corredor argentino Marimón, quien participaba en la carrera Buenos Aires-Caracas y entregó la encomienda al pasar por Guayaquil. En 1952 ganó la serie de ascenso y en 1953 llegó a la primera división con el argentino Cayetano Frascione, arquero del Patria, de director técnico, asesorado por Alfredo Valdiviezo. Debutó en la primera división el 24 de junio de ese año ganándole a Everest por 3 a 1 y luego venció a Valdez, Patria y 9 de Octubre. Pero el instante de su mayor gloria ocurrió el 25 de octubre de 1953 cuqando derrotó al Barcelona, el equipo más famoso del país, por 2 a 1, con dos golzados de Elías Tumbaco, uno de volea y otro de “chilena”. Jugaron ese año Vicente Amador, César Ulloa, Héctor Chato Rengifo, Benedicto Coronel, Amado Rodríguez, Carlos Ayala, Pancho Miranda, Brando, Suárez, Julio Agurto, Víctor Lindor, Luís Caliche Ibarra, Santiago Martínez, Pepe Aquiño, Pancho León, Hugo Larrosa y Wessner Tutivén.
Alfredo Valdivieso se dio el lujo de atajar en un Clásico del Astillero el 2 de abril de 1950 y frenar a una delantera de Emelec que formaban Víctor Lindor, Carlos Orlandelli, Hugo Mena, Atilio Tettamenti y Juan Avelino Pizauri. Una lesión de Enrique Romo hizo que Barcelona buscara un arquero en la tribuna pues no contaba con un suplente y en parte del primer tiempo había debido jugar con el buzo de golero el alero derecho José Jiménez. Valdiviezo espectaba el partido, sentado junto a su “yunta” Oswaldo Medina y no se hizo de rogar por Barcelona. En el puesto de arquero, durante el segundo tiempo, Valdivieso fue la gran figura, como figuras fueron con la camiseta “funebrera” Mario Saeteros, habíl para cualquier puesto de la delantera en Patria y en la selección nacional, Vicente Pulpito Delgado quien formó con Saeteros en Patria, Colón Rengifo quien fue a probar suerte en El Dorado de Colombia, Francisco Rengifo y Elías Tumbaco, quienes brillaron en Unión Deportiva Valdez, Santiago Martínez que estuvo en Barcelona, José Aquiño, quien fue luego a Valdez, Everest y la selección nacional, Jorge Mawyín, un astro en Patria, Barcelona y la selección de Ecuador, Emilio Márquez que jugó en Valdez, y Clemente de la Torre, un gran alero izquierdo en Emelec. Bellos tiempos los del Chacarita que hoy preside Antonio Andretta, vivos en nuestra memoria como para alzar hoy los cristales y brindar con la vieja gallada por el equipo de la maravillosa época de la niñez y la juventud en un barrio inolvidable: La Victoria.
(Agosto 19 de 1990)
Alfredo Valdiviezo y Oswaldo Medina conocen la historia de Chacarita porque estuvieron la noche del 19 de agosto de 1944 en que se fundó el club. Fue en Clemente Ballén y Quito, en el patio de la peluquería de don Paulino Vega. Al filo de las ocho de la noche Valdivieso instaló la sesión y empezó a discutirse el nombre, R.K.O. Radio, Fardales, hasta que suegió el de Chacarita Juniors bajo la influencia de la revista argentina El Gráfico. Esa noche se fue la luz y Erófilo Vega, primer presidente, fue a comprar velas para que Valdiviezo pueda redactar el acta de fundación. A los pocos días se estrenó el uniforme a rayas frente al Santiago de Guayaquil, de Clemente Ballén y Juan Pío Montúfar. Chacarita ganó por 3 a 2 y se llevó la primera presea de su historia: una medalla donada por doña Julia Ortega de Banchón. La Liga Ecuador lo vio como incesante campeón invicto y sus victorias se extendieron a Machala, Cuenca, Ambato y Babahoyo. Jugaban en aquel entonces Alfredo Valdiviezo en el arco; Eustorgio Tandazo y Jorge Jácome en la defensa; como volantes Diego Machuca, Víctor Perucca Noriega y Carlos Noriega, y en la delantera Alberto Valdiviezo, Hugo Larrosa, Jacinto Méndez, Segundo Machuca y Oswaldo Medina, infalible cobrador de tiros libres y penales. Alternaban en ese equipo Jorge Calderón Muñoz, Aníbal y Julio Chang, Raúl Chávez, Víctor Vélez, Horacio Holguín y Raúl Nieto.
Tobías Alvarado presidía el club cuando ingresó a la Federación Deportiva del Guayas en 1949. Era ya un “team” poderoso al que se habían incorporado Agustín Barredora Rodríguez, su hermano Amado Mondongo Rodríguez, Pancho Miranda, Francisco, Colón y Héctor Rengifo, Raúl Avilés, padre del actual crack de Emelec, Ernesto Valle, Vicente Ricaurte, Luís Caliche Ibarra y Butio Romero. Se estrenaron camisetas, insignias y balones que el fraterno Chacarita, de Buenos Aires, había enviado con el corredor argentino Marimón, quien participaba en la carrera Buenos Aires-Caracas y entregó la encomienda al pasar por Guayaquil. En 1952 ganó la serie de ascenso y en 1953 llegó a la primera división con el argentino Cayetano Frascione, arquero del Patria, de director técnico, asesorado por Alfredo Valdiviezo. Debutó en la primera división el 24 de junio de ese año ganándole a Everest por 3 a 1 y luego venció a Valdez, Patria y 9 de Octubre. Pero el instante de su mayor gloria ocurrió el 25 de octubre de 1953 cuqando derrotó al Barcelona, el equipo más famoso del país, por 2 a 1, con dos golzados de Elías Tumbaco, uno de volea y otro de “chilena”. Jugaron ese año Vicente Amador, César Ulloa, Héctor Chato Rengifo, Benedicto Coronel, Amado Rodríguez, Carlos Ayala, Pancho Miranda, Brando, Suárez, Julio Agurto, Víctor Lindor, Luís Caliche Ibarra, Santiago Martínez, Pepe Aquiño, Pancho León, Hugo Larrosa y Wessner Tutivén.
Alfredo Valdivieso se dio el lujo de atajar en un Clásico del Astillero el 2 de abril de 1950 y frenar a una delantera de Emelec que formaban Víctor Lindor, Carlos Orlandelli, Hugo Mena, Atilio Tettamenti y Juan Avelino Pizauri. Una lesión de Enrique Romo hizo que Barcelona buscara un arquero en la tribuna pues no contaba con un suplente y en parte del primer tiempo había debido jugar con el buzo de golero el alero derecho José Jiménez. Valdiviezo espectaba el partido, sentado junto a su “yunta” Oswaldo Medina y no se hizo de rogar por Barcelona. En el puesto de arquero, durante el segundo tiempo, Valdivieso fue la gran figura, como figuras fueron con la camiseta “funebrera” Mario Saeteros, habíl para cualquier puesto de la delantera en Patria y en la selección nacional, Vicente Pulpito Delgado quien formó con Saeteros en Patria, Colón Rengifo quien fue a probar suerte en El Dorado de Colombia, Francisco Rengifo y Elías Tumbaco, quienes brillaron en Unión Deportiva Valdez, Santiago Martínez que estuvo en Barcelona, José Aquiño, quien fue luego a Valdez, Everest y la selección nacional, Jorge Mawyín, un astro en Patria, Barcelona y la selección de Ecuador, Emilio Márquez que jugó en Valdez, y Clemente de la Torre, un gran alero izquierdo en Emelec. Bellos tiempos los del Chacarita que hoy preside Antonio Andretta, vivos en nuestra memoria como para alzar hoy los cristales y brindar con la vieja gallada por el equipo de la maravillosa época de la niñez y la juventud en un barrio inolvidable: La Victoria.
(Agosto 19 de 1990)
2 comentarios:
cuanta falta hace este tipo de anecdotas para recordar el bello futbol que se practicaba con amor al deporte, no con amor al dinero y los millonarios salarios con lo que se ha degenerado el rey de los deportes. Gracias Ricardo por delietarnos y hacernos recordar esas batallas deportivas llenas de amor y entrega a la casaquillas que vestian con orgullo representando a sus equipos de barrio o sus divisas favortitas, era la verdadera entrega del deporte por el deporte mismo.
Me encantó, todo lo he leido!
Saludos de Kevin Miño Tumbaco...nieto de Elías Tumbaco, mi madre Rory V Tumbaco Naranjo.
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