El 11 de agosto de 1940 terminó la visita del Green Cross de Chile con el encuentro de revancha ante el Panamá que lo había derrotado por 3 a 1. Si en el primer cotejo fue Enrique Raymondi la figura de ataque, en el segundo sobresalió la capacidad goleadora de un inolvidable jugador riosense incorporado al fútbol guayaquileño: Manuel Arenas Coello. Una lesión en el brazo derecho que le impedía estirarlo le dio el mote de Manco
cuando ascendió a la primera del Panamá, luego de un exitoso paso por los cadetes. En 1932 yara era famoso por sus goles de “cachetada”, de media vuelta y de cabeza. Se elevaba por sobre los arqueros y ponía de testa el balón donde quería. Los priodistas lo bautizaron entonces como “El divino Manco”. Para 1940 muchos presagiaban su retiro porque su profesión de médico lo había alejado un tanto de los entrenamientos. Empezaba a brillar refulgente la estrella del “Maestro” Raymondi, sustituto ideal de Arenas por su habilidad para poner el balón en las redes. Había tenido gran actuación en el partido del 28 de julio tejiendo jugadas de fantasía con Raymondi, después de salir del banco.
El 11 de agosto más de 8 mil personas llenaban las instalaciones del viejo Estadio Guayaquil cuando salió Panamá con “Achocha” Arosemena; Luís Hungría y Eloy Ronquillo; Arias, Jorge Paralta y Luís Antonio Mendoza; “Cuchucho” Cevallos, Alfonso Suárez, Enrique Raymondi, sustituido luego por el debutante Gastón Fernández, Enrique “Gorra de paco” Herrera (Arenas) y Fonfredes Bohórquez. Los chilenos formaron con Soto; Lagos y Báez; Cantallops, Zambrano y Malatrassi; Herrera, Manuel Arancibia, Carvajal, Carlos Arancibia y Venegas. Manuel Arancibia abrió el marcador a los 18 minutos, pero dos dos minutos después Cevallos igualó de penal. A los 58 minutos Carlos Arancibia puso el desnivel y entonces se produjo el cambio que hizo variar el partido. Cuenta la leyenda que Manuel Arenas no estaba equipado ni en los planes del equipo. Que se encontraba en la tribuna como espectador hasta que el público empezó a pedir su entreda por Herrera. A los 59 minutos, en su primera jugada, sorprendió a Soto con un toquecito fino y preciso para poner el empate. Raúl Herrera y Venegas elevaron las cifras a 4 a 2 a favor de la visita. Arenas empezó a arengar a sus hombres y a los 73 minutos Cevallos combinó con Fernández que disparó sobre el arco chileno. Soto dubitó en la salida y allí llegó preciso Arenas para descontar. El público, enfervorizado, alentaba a los panamitos en procura del empate. Cuando faltaban tres minutos el imparable “Cuchucho” rebasó a su marcador y centró. Allí, sobre el limpio cielo porteño, se recortó la figura corpulenta del “Divino manco” en un salto espectacular para llegar al balòn y con certero toque de cabeza batir a un asombrado por el acierto y colocación del goleador. “Divina cabeceada del doctor” dijo El Universo al día siguiente. La prensa agotaba los calificativos para premiar la pujanza de los panamitos y la clase, entereza y pundonor de Manuel Arenas Coello.
Otro 11 de agosto, este vez de 1954, entró en la historia del fútbol porteño. Ese día, en el Estadio Capwell, se miidieron Unión Deportiva Valdez, campeón de 1953, con el inderrotable Botafogo de Brasil. Los cariocas traían en sus filas a jugadores sensacionales encabezados por Nilton Santos, tda una leyenda, y a la nueva sensación del fútbol de Brasil: Garincha. Siete victorias en Colombia y una en Quito registraba el palmarés de Botafogo en la gira. La nominación de Valdez como rival trajo resistencias pues se pensó que era muy poco para la “Máquina” carioca. Pifias escucharon los milagreños cuanso salieron a la cancha del Estadio Capwell con Hugo Mejía, reemplazo del lesionado Alfredo Bonnar; Honorato Gonzabay y Leonardo Mondragón (Carlos Serrado); Gastón Navarro (Orlando Zambrano) Segundo Viteri (Ricardo Valencia) y Julio Caisaguano; Carlos Cañola, Jorge Ootoya, Juventino Tapia, Carlos “Titán” Altamirano (Francisco Rengifo) y Santiago Osorio. En Botafogo formaron Gilson; Araty y Nilton Santos; Bob, Maia t Ruarinho; Mangaratiba (Garrincha), Paulo Valentín, Carlyle, Waldir y Neivaldo. En noches de bohemia, allá en Milagro, algúm memorioso recuerda que Carlitos Serrano alegó padecer de un “uñero” para no marcar a Garrincha y mandó al sacrificio a “Cara de chivo” Mondragón. Garrincha no salió como titular y según el Ing. Saltos, uno de los seguidores fiele de aquel inolvidable Valdez, Serrado mejoró repentinamente y el Tano Spandre. Técnico de los de Milagro, lo hizo ingresar en el segundo tiempo por Mondragón. Para su mala suerte, apenas empezaba a correr cuando se anunció el ingreso de Garrincha. Jugando a todo vapor Valez puso a mal traer a las estrellas de Botafogo. Gonzabay, con elegantes jugadas, empezó a ganarse el apodo de “Mariscal” con que lo bautizó Ralph del Campo después de ese encuentro. Los brasileños se adelantaron por una “peinada” de Waldir pero, al inicio de la segunda etapa, una mano penal de Araty fue ejecutada por Otoya para igualar el marcador. Un gesto sobrador del peruano ante Gilson originó una trfulca en la que cruzaron golpes hasta el entrenador Gentil Cardoso con el siempre circunspecto Paco Villar. En la renudación Valdez fue una tromba y Otoya marcó un golazo “para ponerlo” en un marco, como señaló El Universo. Paulo Valentín puso el empate a ritmo seguido p[ero el encuentro siguió jugándose con ardor y calidad para un espectáculo memorable. 2 a 2 fue el marcador final para sorpresa de los brasileños que no pensaron encontrar un equipo tan aguerrido y de clase como el recordado Unión Deportiva Valdez.
(Agosto 12 de 1990)
jueves, 29 de enero de 2009
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2 comentarios:
Es que Unión Deportiva Valdez fué la auténtica Máquina que generaba fútbol,elegancia,gallardía,amor y pasión. Además sus jugadores eran verdaderos caballeros dentro y fuera de la cancha. Una época inolvidable e irrepetible. Fueron ídolos y ejemplos a seguir.
Que diferencia con los los "remedos de futbolistas" que vemos hoy día en las canchas, llenos de poses, aburguesados, carentes de masa gris y sin una gota de lo que es el respeto, la amistad,el compañerismo y mucho menos el amor a una divisa. Ya lo dijo alguien "LO QUE NATURA NO LO DA, SALAMANCA NO LO PRESTA.
¡VIVA UNION DEPORTIVA VALDEZ!
Y gracias Ricardo por este maravilloso artículo.
Carlos Flores Ordóñez :.
New Jersey
Es que UDV fué la verdadera Máquina, que no solo generaba fútbol, sino elegancia,gallardía, valentía y pasión. Su historia es rica, exquisita e inolvidable. Sus jugadores, a quienes tuve la oprtunidad de conocerlos y compartir con algunos de ellos noches de tertulias, eran verdaderos caballeros, hombres que mientras más grandes eran sus
triunfos, mas humildes se volvían.
Ahí radica la grandeza del hombre. Jugaron con lo más granado del fútbol mundial, jugaron de tú a tú con las mejores selecciones y jamás se vanagloriaron de aquello, porque respetaban al rival, aprendían del rival, jugaron sin complejos en una época que el amor a la divisa era lo más grande que tenía un jugador, lo contrario a los de ahora, jugadores vacios, como suelo llamarlos "remedos de futbolistas", aburguesados, patanes, y en muchos casos delincuentes.
Que bella época aquella caballeros.
¡QUE VIVA UNION DEPORTIVA VALDEZ!
Gracias por este artículo Ricardo.
Carlos Flores Ordóñez
New Jersey
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