Introducido en los años 20 por jóvenes guayaquileños, el básquetbol no había
podido competir internacionalmente hasta mediados de la década de los años 30.
En noviembre de 1934 se habló en los diarios de la posibilidad de que llegara a
Guayaquil el poderoso Flecha, de Lima, el mejor equipo del afamado básquet
peruano. Flecha había vencido al gran quinteto de Estrella, de Panamá, a Deportivo
Olea, de Chile, y había paseado su clase por éste país en una gira victoriosa.
El 8 de diciembre ya estaba en Guayaquil el conjunto peruano en cuya fila
estaban figuras de la talla de Antonio Flecha, Antonio Ore, Luis Arbulú,
Ricardo Navarro, Víctor Bacigalupo, Fernando Rossi y Augusto Sánchez. Los jugadores sureños deslumbraron en los
entrenamientos por sus ilimitados recursos y su velocidad impresionante.
Ninguna crónica asignaba la menor posibilidad a nuestros quintetos. El 12 de
diciembre, con el arbitraje de George Capwell, Flecha venció a LDE que poco
pudo hacer ante el arrollador elenco. El 15 de diciembre cayó Emelec y cuatro
días después fue Vanguardia el vencido, Parecía que Flecha se iba a ir invicto.
El 22 de diciembre enfrentó al campeón Oriente que contaba en sus filas
con el estudiante chileno de medicina Teófilo Constantino, al quiteño Luis
Felipe Pato Cevallos que estudiaba en Guayaquil y a los porteños Adolfo
Jurado González, Leopoldo Grunauer y Francisco Macías Burnham. Aunque el recién
construido Coliseo Huancavilca estaba lleno al tope, todos los asistentes
pensaban que Oriente sería vencido.
A las 10.15 de la noche apareció en
la cancha el Flecha con Bacigalupo y Oré; Flecha, Arbulú y Navarro. Oriente
puso a Grunauer y Cevallos; Macías, Constantino y Jurado.
El chileno fue
imparable desde el inicio y Oriente se puso 7 a 0 para terminar el primer
cuarto en ventaja 9 a 2. Flecha hizo cambios y Oriente seguía con sus cinco
gladiadores. La actuación de Jurado era magistral. Constantino y Cevallos se
agigantaban. Había una euforia increíble en el Huancavilca. 17 a 6 favorable a
Oriente favorable a Oriente concluyó el segundo cuarto. Declinaron los porteños
en el siguiente cuarto y el marcador se puso 17 a 16. Constantino se avivó y puso
dos canastas pero Arbulú descontó. 21 a
17 concluyó el tercer cuarto, siempre Oriente adelante. Había llegado la etapa
final. Si Oriente mantenía la supremacía iba a conseguir un triunfo histórico.
Había gestos de preocupación en el banco guayaquileño: los cinco hombres
estaban agotados y no se contaba con suplentes de la misma clase de los
titulares. Cuando sonó el silbato Constantino se elevó y anotó. Luego fue el Pollo
Macías el que convirtió. Constantino se erigía en la gran figura. Cuando
faltaba poco cayó por cansancio. El público lo alentaba para que se levantara.
El marcador estaba 27 a 19, Oriente arriba. Un pase magistral de Constantino a
Jurado y éste se elevó para encestar justo cuando se escuchaba el silbato
final. Oriente había vencido 29 a 19 y lograba la primera gran victoria
internacional del baloncesto porteño y nacional ese 22 de diciembre de hace 56
años.
Uno de los más grandes equipos de la
historia del basquetbol nacional fue el de Liga Deportiva Estudiantil de
1940. Integrado por Juvenal Sáenz, Víctor Caballito Zevallos, Carlos Flaco
Ruíz, Gustavo Vargas, José Aguirre, Augusto Barreiro y Humberto Moreira, fue el
primer en pasar la barrera de los cien puntos la noche del 23 de julio de 1940
cuando venció a Vanguardia por 124 a 54 en su marcha hacia el título de ese
año. El 18 de diciembre de 1940 derrotó en memorable encuentro a la selección
de Colombia por 52 a 47. LDE formó con Vargas y Aguirre; Zevallos, Ruíz y
Sáenz. Al final ingresó Moreira. Por los colombianos jugaron Molina y Velásquez;
Cobo, Mora y Baraya. Luego ingresaron Guardiola y Fuentes. El primer tiempo fue
deslumbrante por las jugadas de Zevallos y Sáenz y los cestos espectaculares de
Ruíz. 31 a 30 terminó ganando Liga. El cansancio que acusó Ruíz fue factor para
que LDE bajara en su accionar y Colombia se pusiera en ventaja 46 a 41 en el
segundo tiempo. En esfuerzo sobrehumano
Ruíz se repuso mientras las raudas entradas de Zevallos y Sáenz volvieron a
elevar el marcador para una victoria magistral. El Telégrafo del 19 de
diciembre dijo: “LDE fue anoche sencillamente maravillosa. Especialmente en
el primer tiempo del encuentro sus hombres accionaron en una forma tal que el
espectáculo que brindaron no sólo fue una agradable satisfacción para los
sentimientos partidistas sino un verdadero recreo para cualquier fanático del
básquetbol. Los dribles fantásticos de Zevallos, las corridas espectaculares de
Sáenz, los remates certeros de Ruíz, los largos e impecables tiros de Aguirre,
la segura actuación de Vargas, en fin, la coordinación perfecta de cinco
hombres que cumplían su cometido con la precisión de una máquina. Fue un
espectáculo espléndido que se lo agradecemos a LDE como guayaquileños y como
espectadores”.
El 11 de diciembre de 1940 debutó
formando en el Unión ante la selección de Colombia como internacional el
incomparable Pablo Sandiford. El 21 volvió a medirse Unión con los
norteños. Los locales formaron con Carlos Fuller y José Gabriel Capobianco;
Samuel Cisneros, Humberto Benavides y Manuel Chedraui. Eithel del Valle
sustituyó luego a Benavides y Sandiford a Chedraui. Fue esa la gran noche del
moreno de Durán. Así comentó en el El Telégrafo el Dr. Francisco Rodríguez
Garzón la victoria unionista y la actuación de los porteños: “Al salir de la
cancha Pablo Sandiford, automáticamente ha entrado por la brillante y
esplendorosa puerta de la fama. Todo lo que podamos decir de la actuación del
moreno y enjuto player local sería un pálido reflejo de lo que constituyó su
comportamiento en el court. Dinámico, escurridizo, pleno de fibra y calidad, se
convirtió en el más notable jugador de su equipo y de todo el campo. Con una
habilidad sin igual perforó una y otra vez hasta llegar a la obtención de 39
tantos el aro colombiano., en medio del desconcierto absoluto de la guardia
rival que jamás pudo contener su vivacidad y precisión....Pero si la acción de
Sandiford fue brillante, no podemos pasar por alto la forma en que cumplieron
Capobianco y Fuller, quienes, con una firmeza y seguridad óptima, cumplieron a
satisfacción la misión de controlar la alta y peligrosa delantera colombiana.
En esta forma, si Sandiford decretó la victoria local, la guardia unionista de
Fuller y Capobiando la consolidó”.
Fueron los que hemos relatado tres
grandes episodios del baloncesto guayaquileño ocurridos en el mes de diciembre
de hace 56 y 50 años, respectivamente. Desde ahora Juanito Sala, Pan de
Huevo Aguirre, Pancho Flor, Shory Vásquez y el “súper pana” Enrique Avispa
Matamoros no podrán decir que en esta columna sólo hablamos de fútbol.
(Diciembre
23 de
1990)
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